jueves, 16 de septiembre de 2010

LUZ Y SOMBRA - Parte 5: LA SOMBRA EXPRESIVA

Hasta ahora hemos tratado el tema de la luz y las sombras desde un punto de vista bastante técnico. En este quinto capítulo, vamos a estudiar la “capacidad expresiva” de las sombras. Los pintores, los fotógrafos y los cineastas, se ayudan de las sombras para expresar cosas: sentimientos, espacios, ambientes... Aprovecharemos la ocasión para presentar algunos cuadros de tres pintores muy importantes: Giorgio de Chirico, Edward Munch e Ives Tanguy.

Giorgio de Chirico fue un pintor italiano, creador la llamada “pintura metafísica” a principios del siglo XX, un estilo que se podría incluir dentro del famoso “surrealismo”. En esta pintura metafísica aparecen espacios marcados por la perspectiva de extraños edificios, por maniquíes, estatuas y otros objetos de extraña apariencia y utilidad. Todo nos transporta a un mundo onírico (de los sueños) en el que los elementos del cuadro se relacionan de forma absurda o enigmática. El significado del cuadro permanece en el misterio. Veamos un ejemplo

Observa que De Chirico utiliza las sombras alargadas que produce una puesta de sol o un amanecer. Estas sombras alargadas consiguen dar más espacialidad y perspectiva al cuadro. Expresan soledad y melancolía en medio de esos espacios amplios y misteriosos. Así, las sombras alargadas le sirven a Chirico para expresar sensaciones al espectador.




En este otro vuelve a ocurrir lo mismo: las sombras alargadas expresan muy bien la hora del día. La combinación de objetos es absurda y misteriosa, y nos obliga a seguir mirando el cuadro en busca de una posible respuesta que nunca encontramos. Esto nos crea una sensación inquietante. ¿Están de alguna forma vivos estos extraños seres compuestos de un ensamblaje de varios objetos? o ¿alguien los ha montado y los a dejado allí? y ¿para qué? Por todas estas preguntas, decimos que Chirico es un pintor onírico, porque estos espacios y estos objetos podrían perfectamente aparecer en nuestros sueños...

En este otro cuadro de arriba están otra vez presentes las alargadas sombras y las solitarias arquitecturas. No podemos descubrir qué son esos objetos, ni que hacen en ese extraño lugar.

La conclusión es que podemos incluir en nuestros cuadros y dibujos este tipo de sombras alargadas para expresar la hora del día (amanecer-atardecer), la soledad, la melancolía y la perspectiva, como hacía Giorgio de Chirico. Nos despedimos de él con otro enigmático cuadro.




Pasemos ahora a otro importante pintor del siglo XX que también está dentro del surrealismo: Ives Tanguy.

Tanguy utiliza unas sombras muy parecidas a las de Chirico, pero sus objetos y sus espacios son muy diferentes. Los objetos son totalmente incomprensibles y extrañísimos, parece que fueran algún tipo seres vivos mezcla de huesos, de vegetales de pulidas piedras y de restos de esculturas. Sus espacios son muy difusos y desvaídos, como si se tratara de dunas del desierto. El horizonte y la lejanía se funden y difuminan. Veamos un ejemplo.
Observa esas sombras parecidas a las de Chirico, que se recortan nítidamente sobre el suelo. Chirico utiliza muy a menudo el recurso de incluir en el cuadro objetos lejanos (por lo tanto empequeñecidos) para crear la sensación de perspectiva y profundidad. Así consigue que la imagen se haga tridimensional. Las sombras también ayudan mucho a que la imagen se haga tridimensional y las figuras adquieran “volumen”, despegándose de la superficie del cuadro.


En estos otros tres cuadros de arriba, se mantiene lo que ya hemos dicho en el primero. Además observamos que, con imaginación, podría tratarse de fotografías de extrañas formas de vida en otros planetas. Aunque estos cuadros no tengan ningún sentido, se experimenta “placer estético” al verlos e inquietan nuestra fantasía.

El tercer pintor que vamos a comentar es muy diferente a estos dos; se llama Edward Munch. Era de Noruega y se puede decir de él que es el iniciador del “Expresionismo”. Esta vanguardia de principios del siglo XX se preocupaba por expresar en sus cuadros el interior del ser humano: sus angustias, sus miedos, su soledad... Para conseguirlo pintaban las figuras deformadas y utilizabas colores violentos con pinceladas rápidas y desordenadas. Así intentaban expresar el interior del ser humano y no sólo su apariencia externa y visual. Veamos un primer ejemplo de Munch.


En este cuadro sobre la pubertad de una niña, la sombra es utilizada de una forma muy interesante por Munch. Observa como tiene una forma fantasmal que parece acechar a la pobre muchacha. Con esto consigue expresar en el cuadro el interior inquieto y miedoso de los chicos y chicas en esta edad en la que su cuerpo cambia rápidamente y su mente está asustada y temerosa por estos cambios. Munch podía haber pintado a la chica corriendo, jugando o riendo, tal y como son los chicos y chicas a esa edad, pero entonces no hubiera conseguido expresar sus temores interiores.
En este otro cuadro Munch utiliza la sombra de forma muy parecida a la anterior. La sombra envuelve y captura a los dos que se abrazan. Así consigue remarcar la desesperación de estos.

Acabamos con un autorretrato del propio Edward Munch en que la sombra es utilizada otra vez de la misma forma.